El salmo 103:2–4 dice: “Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; Él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión” (NVI).

Hay muchos beneficios en este versículo que debemos agradecer, ¡sin duda! Pero para mí, el hecho de que Él perdona mis pecados es el mayor de todos. Y es solo gracias a la preciosa sangre de Jesús que puedo proclamar que estoy perdonada y purificada del pecado (Hebreos 9:22).

Cuando le dije sí a Jesús y me arrepentí de mis pecados, la sangre de Jesús los purificó para siempre y jamás volverán a ser recordados (Hebreos 8:12). ¿No es increíble? En un instante, la sangre de Jesús me preparó para el cielo, tal como a cualquiera que invoque Su nombre (Hechos 2:21).

Sin embargo ¿sabía que, como creyente, es importante aplicar permanentemente (con palabras) la sangre de Jesús a su vida, su fami­lia y todo lo que tiene que ver con usted? Esto no es con miras a la salvación, sino más bien para su victoria diaria sobre las consecuencias del pecado.

Hace varios años el Señor me sugirió que estudiara los muchos pasajes bíblicos que hablan de la sangre de Jesús. También busqué libros que hablaran del tema. Y descubrí que había pasado por alto el poder de la sangre derramada por Jesús. Quizás también le haya pasado.

Más abajo hay una oración que menciona algunas de las cosas que el Espíritu Santo me enseñó. La sangre de Jesús perdona nuestros pecados, nos incorpora a la familia de Dios, crea un nuevo espíritu dentro de nosotros y nos da la capacidad de tener una vida victoriosa aquí en la tierra.

Puede decir todos los días esta oración, que honra la Palabra de Dios y libera el poder de la sangre de Su Hijo. Pídale al Señor que le enseñe más sobre el poder de la sangre de Jesús, buscando usted mismo en las Escrituras.

“Padre del Cielo, como hijo de Dios por la fe en Tu Hijo Jesús, hoy pido y recibo todos los beneficios de Su sangre para mi familia y para mí. Que la sangre purifique nuestros corazones, cuide y proteja nuestras vidas, prevalezca sobre el mal y nos dé Tu poderosa presencia cada vez en mayor cantidad.

Gracias, Jesús, por Tu sangre que nos purifica y nos hace una nueva creación (2 Corintios 5:17). Gracias porque limpia todo daño del enemigo. También nos preserva, dándonos santidad y manteniéndonos irreprochables hasta el día que regreses (1 Tesalonicenses 5:23).

Agradezco que mi familia y yo nos hayamos superado y que seamos más que vencedores en toda situación gracias a la sangre del Cordero (Romanos 8:37). Tu sangre nos protege de los ataques del enemigo y hace que todas las situaciones y circunstancias adversas se vuelquen a nuestro favor. ¡Nunca nos vencerán! Ni nos engañarán. La sangre de Jesús protege nuestras mentes con la verdad y deja en descubierto cada mentira del enemigo.

Dios Padre, declaro que la sangre de Jesús nos ha liberado de los tormentos del espíritu de miedo. Que nos negamos a seguir sucumbiendo al temor humano o a las situaciones negativas, pues Tú no nos das un espíritu de miedo (2 Timoteo 1:7). Ayúdanos a concentrarnos en Tu amor y en Tus promesas de provisión y protección.

Que la sangre de Jesús predomine en nuestras vidas, protegiéndonos día y noche. Que nunca olvidemos que vencemos al demonio “por la sangre del Cordero y por la palabra de [nuestro] testimonio” (Apocalipsis 12:11). Ayúdanos a tener la valentía de contarles a los demás lo que has hecho por nosotros.

Pido que la sangre de Jesús nos dé cada vez más de Tu presencia en nuestras vidas. Tú nos invitas a acercarnos a Tu trono de gracia con fe y a encontrar la ayuda que necesitamos cuando más la necesitamos (Hebreos 10:19).

Acércanos cada día a Tu trono instilando en nosotros la tristeza que proviene de Dios y que produce el arrepentimiento (2 Corintios 7:10). Crea en nosotros un corazón limpio (salmo 51:10), y límpianos de todo pecado (1 Juan 1:7).

En el nombre de Jesús, amén”.

Esta es una oración llena de fuerza, que se apoya en la Palabra de Dios. Porque Sus promesas nunca vuelven a Él vacías (Isaías 55:11), podemos decir esta oración con fe todos los días. Que la sangre de Jesús acomode todo dentro de usted y de su familia a la voluntad perfecta de Dios.