Dios nos guía paso a paso. Dijo el salmista: “El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir” (Salmo 37:23).
No es casual que el salmista haya usado la palabra “pasos” para referirse a la existencia de un plan de Dios para nuestras vidas. Si bien tiene marcado el viaje de cada uno de nosotros con mucha anticipación, lo prepara como una serie continua de pequeños pasos, y esa es la manera en que Él nos los da a conocer.
Este principio fundacional de la guía queda ilustrado gráficamente en el Salmo 119:105: “Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero.”
En la antigüedad cuando un viajero se trasladaba de noche, llevaba una lámpara de aceite. Al caminar, movía la lámpara delante de sí y podía ver las rocas y huellas por delante y evitarlas. A veces los viajeros ataban pequeñas lámparas de arcilla a sus tobillos para iluminar el camino paso por paso a medida que avanzaban.
Esta es la manera en que Dios usa su palabra para guiarlos.
No promete una estela brillante de luz que ilumine el camino muchas millas hacia delante. Promete una lámpara en sus pies: suficiente para iluminar el próximo paso.
Algunos pasos son gigantes. Una decisión puede comprometerlos a tomar determinado camino durante años, quizás hasta toda la vida. Otros son pequeñísimos, apenas un movimiento rápido hacia delante sin levantar los pies del piso. Pero independientemente de lo pequeño o grande que pueda ser un paso, sigue siendo un único paso. Muchos otros únicos pasos seguirán mientras camine con Jesús a su lado día tras día.
Dondequiera que se encuentre hoy en su recorrido cristiano, Dios siempre está preparado para enseñarle el próximo paso en su plan para su vida.