En 1964, Jack Roland Murphy, más conocido como “el surfista Murf” robó la colección de joyas de JP Morgan del Museo Nacional de Historia en Nueva York. Pasó tres años en la cárcel llamada Las Tumbas de Nueva York y en la de la Isla Rikers, donde perfeccionó sus conocimientos del mundo criminal. Cuando quedó en libertad, Jack puso en práctica esos conocimientos y eso lo llevó a una condena de doble cadena perpetua más 20 años por dos asesinatos. Quedaría libre en 2244.

Jack rápidamente ganó popularidad e influencia entre los presos. Pero después, en 1974, llegó allí un ministerio carcelario y Dios atrapó el corazón de Jack. Entregó su vida a Jesús y todo cambió.

Jack sirvió al Señor durante más de diez años detrás de las rejas de una cárcel de máxima seguridad, donde estaba totalmente convencido de que pasaría el resto de su vida. Sin embargo, como por milagro, Jack fue liberado en 1986. Cuando le preguntaron cómo había salido de la cárcel 258 años antes de la fecha fijada para su liberación, Jack solo pudo apuntar al cielo y sonreír.

Indudablemente Dios tenía un plan. Gracias a la transformación que Jack tuvo en su vida, miles de personas han descubierto el poder transformador de Jesucristo. Desde el momento en que aceptó a Jesús como su Señor y Salvador hasta que falleció el 12 de septiembre de 2020, Jack compartió la buena nueva de que Jesús salva vidas y las transforma.

Jack era prueba del poder redentor de Jesucristo. Era un testimonio andante de cómo Dios puede tomar al criminal más endurecido y transformar su vida de manera tan radical que no queda rastro alguno de la persona que fue (2 Corintios 5:17).

Quería compartir con usted algunas percepciones sobre la vida de Jack (expresadas así por él mismo) que demuestran que usted también puede pasar por esa experiencia de transformación. Es posible ¿sabe? Todo es posible cuando ponemos nuestra vida en manos de Dios (Mateo 19:26).

DESEE UNA NUEVA VIDA. La transformación comienza cuando nos damos cuenta de que necesitamos una nueva vida.

Supe que necesitaba una vida nueva. Había tenido éxito, dinero, mujeres, drogas, juguetes, fiestas, viajes y mucha acción, pero todos los planes y sueños quedaban inconclusos. Nunca me habían dado satisfacción, gratificación, ni un propósito y nada de todo eso había llenado el vacío que tenía en el corazón. Estaba listo para una nueva vida.

¿Cree que su vida puede cambiar? Si no es así, ¿por qué?

ENTRÉGUESE. Cuando entregamos nuestra vida a Jesús, aparece una vida llena de paz, incentivada por el gozo y muy intensa.

Sabiendo que necesitaba una transformación en mi vida, le pedí a Jesús que entre en mi corazón, me perdone los errores que había cometido y el dolor que había causado y que asumiera el control de mi vida. Ya no quería seguir teniendo el control; lo único que había hecho eran desastres. Quería que Dios tomara mi vida y la usara como mejor le pareciera a Él. 

Fue una entrega total que comenzó con una oración sencilla: “Si Tú existes de verdad, entonces ayúdame, por favor. Necesito mucha ayuda”. Creo con todo el corazón que en aquel momento Dios oyó mi oración.

Dios va a oír su oración también. ¿Se ha entregado al Señorío de Jesucristo? La transformación es el resultado de nuestra relación con Él.

APÁRTESE DE LA LOCURA. Rendirse a Dios significa darle Él control.

Durante años había oído hablar del amor de Dios, pero yo no quería ni un poquito de ese amor. Porque yo era independiente: un tipo duro que no necesitaba a nadie. Siempre fui el líder, tanto dentro como fuera de la cárcel. Yo era “el surfista Murf”, un hombre que había gozado del respeto y el éxito en cada mundo en el que me había internado. No iba a dejar mi vida, la acción, ni el mundo en el que brillaba.

Pero entonces le eché una mirada al mundo al que me estaba aferrando: una cárcel repleta de hombres olvidados. Peligro. Tensión. Un mundo que llevaba a la muerte. ¿A eso me estaba aferrando? Eso no era vida. Era locura.

A menudo nos aferramos a la misma cosa que nos está frenando y tirando abajo. ¿Qué necesita soltar hoy?

Aproveche las oportunidades. El Señor nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda (2 Pedro 1:3). Tenemos acceso a esas cosas cuando llegamos a conocerlo por medio de la Biblia. Él utiliza a personas y programas para ayudar a que se produzca nuestra transformación también. Aproveche esas oportunidades.

El Señor envió gente a mi vida para que me enseñara más sobre Él, pero yo los eché. Es gracioso que le pidamos ayuda a Dios, pero cuando Él responde a nuestras oraciones, no reconocemos Su mano en nuestra vida. Ese fui yo hasta que un día un amigo que me visitó me dijo: “Murf, tienes que entrar en los programas—especialmente la capilla—porque si nada cambia…bueno, no cambia nada. Y viejo, necesitas algunos cambios en tu vida”. Acepté su sugerencia. ¿Qué tenía que perder?

¿Qué o quién puede darle las herramientas y alentarlo? ¿Está aprovechando estas cosas o las está desechando?

HAGA CAMBIOS. Estudiar la Palabra y aprender de otras personas es tiempo bien aprovechado, pero tenemos que llevar a la práctica lo que aprendemos: “porque si nada cambia…bueno, no cambia nada”.

Experimentar una vida nueva exige tomar la decisión de ir en otra dirección. Es una locura seguir haciendo lo mismo y pretender un resultado distinto.

¿Qué necesita cambiar en su vida? Piense en el grupo de sus pares, hábitos, entorno, palabras, pensamientos o actitud.

MEDITE SUS ELECCIONES. Jack lo explica de la mejor manera:

Como los escalones de una escalera portátil o de una común, sus elecciones pueden llevarlo a caer en la oscuridad de la derrota y el fracaso o pueden llevarlo hacia arriba, al resplandor de la victoria, el gozo, el éxito, el respeto, el amor y la aventura. Todo lo que hace falta es hacer una elección a la vez para cambiar el curso y la calidad de su vida. Cualquiera puede ser ganador o perdedor, campeón o estúpido. Que esté en el círculo de perdedores o en la sala de trofeos del ganador en la vida es solo una cuestión de elección. La elección es suya.

La vida transformada se consigue tomando a conciencia las decisiones correctas cada día. Eso no significa que siempre va a hacer todo de manera perfecta; pero estará dispuesto a aprender de sus errores y seguir intentando. ¿Qué decisión puede tomar hoy para cambiar el rumbo de su vida? ¿Cómo puede utilizar las cosas que son propias de usted para un fin nuevo y bueno?

TRANSFORME LA VIDA DE OTRAS PERSONAS. Dios está en el negocio de transformar vidas. Pero Él no solo quiere transformar su vida: Él lo quiere usar para transformar a otras personas también. Jack odiaba las penitenciarías y las cárceles. Sin embargo, decidió visitar más de 2.500 cárceles de todo el mundo. ¿Por qué? Desde ya que no fue por la fama y el dinero.

Volví a las cárceles y penitenciarías para ayudar a otros a encontrar lo que yo había encontrado: la luz al final de su propio túnel oscuro. No tenía nada que ganar y todo para dar. Las personas necesitan saber que hay esperanza; que pueden cambiar. Cualquiera que ponga su vida en manos de Dios puede cambiar. Incluso un expresidiario como yo. No estoy haciendo nada nuevo. Solo que es mi turno de unirme al maravilloso ejército de Cristo y yo hago mi parte.

Y ahora, es su turno.