“Oigo que el Señor dice: ‘Estaré siempre cerca de ti, enseñándote y guiándote en el camino a seguir en tu vida. Te aconsejaré durante el recorrido y te haré avanzar; mis ojos serán tu guía. Entonces, no lo hagas difícil; no seas obstinado cuando te lleve adonde no has estado antes. No me hagas presionarte y empujarte por el camino. ¡Simplemente ven conmigo!’” (Salmo 32:8–9 The Passion Translation).[*]
Me encanta esta traducción de esa promesa hermosa. Durante los últimos meses, estos versículos me han dejado claro que puedo confiar en el Señor independientemente de lo que esté pasando en mi vida. Ya ha probado su fidelidad para que atraviese muchas aguas peligrosas y borrascosas (Isaías 43:2). Agradezco a Dios por Su amor fiel y por hacernos pasar por cada tormenta de manera segura. Siempre nos lleva a un lugar de descanso y libertad.
Ahora, no siempre entiendo los motivos ni las cosas que me hace atravesar, pero no lo necesito. El Señor dice en Isaías 55:8–9: “Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos”. Sé que puedo confiar en el Señor para que guíe mi camino y me lleve a un lugar de libertad. Si me mantengo cerca de Él y obedezco Sus instrucciones, sé que tendré una victoria contundente (Romanos 8:37). Y lo mismo es válido para usted. Confiar en el Señor es un proceso, pero cuando aprendemos a disfrutar de pasar el tiempo con Jesús, Él guiará nuestros pasos y traerá bendiciones y aventura a nuestra vida.
A comienzos de este año, empecé a pensar en dejar mi puesto como directora del equipo de comunicación con las cárceles de Victorious Living. Oré con fervor respecto de esto y teniendo presente el Salmo 32:8–9, supe que el Señor me estaba llevando a dar un paso al costado para permitirle que me guíe hacia una nueva etapa de mi vida. Va a ser difícil dejar el ministerio, pero confío en que Dios me aconsejará a lo largo del camino.
Desde 2014 he leído tantas cartas de nuestra familia de reclusos. El otro día se me estrujó el corazón al pensar que ya no iba a seguir leyéndolas. Supervisar el equipo de comunicación con las cárceles y ministrar con ellos ha sido una enorme bendición. No me alcanzan las palabras para agradecer a mi Salvador por poner a Kristi en mi vida, no solo como empleadora sino también como una amiga muy valiosa. Ha sido una aventura maravillosa.
Gracias a este ministerio, el Señor abrió mi corazón para que pueda comprender mejor Su amor incondicional por la humanidad. Y al hacerlo, se acrecentó mi amor por Jesús y por los demás. He llegado a comprender lo verdaderamente valiosa que cada persona es para Dios. Independientemente de nuestro pasado o presente, Su amor continuará buscándonos hasta el fin de nuestros días.
Jesucristo pagó el precio más alto para redimir a la humanidad del poder de la oscuridad con Su muerte, entierro y resurrección. Fue una bendición compartir este mensaje con otras personas durante estos años.
Compartir la buena nueva de que Dios no está enojado con nadie es a lo que se dedica nuestro ministerio. El Señor invita a todas las personas a acercarse a Él y conseguir la salvación que Él ofrece tan amorosamente.
Espero con ansias lo que Dios tiene para mi futuro. Sé que Él me está guiando por este camino. Me entusiasma la idea de escribir un libro, disfrutar de estudios bíblicos en línea y pasar más tiempo con mi esposo. Sé que me aguardan aventuras nuevas mientras continúe teniendo los ojos puestos en el Señor.
Quiero invitarlo a que anote los versículos 8–9 del Salmo 32, medite sobre ellos todos los días y permita así que el Espíritu de Dios también cree algo nuevo en su interior.
Dondequiera que esté en su vida, acérquese al Señor tal como es y permítale que derrame sobre usted Su maravilloso amor y gozo. Confíe en Él para que lo aconseje, le enseñe y lo guíe en el camino a seguir en su vida. Le prometo que, si solo hace esto, también le aguarda una aventura.