Hace varios años, di un curso en el trabajo. Al final de cada sesión, los participantes completaban una encuesta que calificaba la relevancia del material de clase así como mi conocimiento del tema y mi capacidad general para hablar.

Podían calificar mis clases como excelentes, buenas o satisfactorias. Luego se compartían los resultados con el vicepresidente de nuestro departamento y mi gerente, quienes después me presentaban los resultados.

Había dado ese curso muchas veces, y siempre recibía calificaciones de “excelente” y “bueno”. Esas evaluaciones me hacían sentir segura de mí misma y de mi capacidad como expositora.

Hasta que sucedió: recibí una calificación de “satisfactorio”. ¡Satisfactorio! Me llegó a lo más profundo.

Poco importaba que hubiera recibido cientos de “excelentes” y “buenos” y un solo “satisfactorio” de entre unas 900 opiniones. Esa sola calificación era lo único en lo que podía pensar, y se burlaba de mí día y noche. Carla, no eres buena para hablar en público. ¿Cómo se te ocurrió que podías comunicarte con los demás? Eres una tonta; nadie quiere escucharte. ¡No sabes hacer nada!

Seguí obsesionada con esa evaluación negativa hasta el punto de que perdí por completo la confianza. Me intimidó tanto el miedo de volver a hablar en público que busqué a la vicepresidente e intenté dejar de dar cursos en el futuro. No resultó.

Al reconocer el temor que había tras mi solicitud, mi gerente se negó a permitir que me escondiera en mi escritorio. En cambio, me animó y destacó lo bueno de las evaluaciones. Luego me dijo que volvería a dar ese curso al día siguiente.

No puedo decir que estaba feliz entonces, pero ahora se lo agradezco. Gracias a ella, les impartí esas clases a otros mil participantes. Y aunque volví a recibir calificaciones de satisfactorio, ya no hicieron que me desmoronara. Esa fue una gran experiencia de aprendizaje que me ayudó a darme cuenta del poder que el miedo puede tener sobre nosotros.

Me tomó décadas entender que el temor no es de Dios. 2 Timoteo 1:7 nos dice: “Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio” (NVI).

La Biblia enseña que el temor es un espíritu que atenta contra los hijos de Dios. Satanás puede tomar un solo comentario, incluso algo tan insignificante como una calificación de “satisfactorio”, y hacernos sentir tan fracasados que tenemos miedo de volver a intentarlo.

Aprovecha situaciones sin importancia esperando que nos consuman los pensamientos que nos vencen a nosotros mismos. Quiere que olvidemos lo lejos que hemos llegado y cuánto hemos logrado y que, en cambio, creamos que no tenemos nada de valor que decir. Satanás envía el miedo a paralizarnos y callarnos.

Pero como hijos de Dios, no tenemos por qué dejarlo ganar. Dios quiere que seamos Sus manos y pies en la tierra. ¿Cómo podemos serlos si nos escondemos tras el miedo?

¿Usted está luchando contra el temor en este momento? Revise a fondo la Palabra de Dios y deje que Su Espíritu lo anime con la verdad. Dios se regocija en cada detalle de nuestra vida, incluso en las cosas que nos hacen caer en picada. ¿Por qué? Porque las utiliza para acercarnos. Deje que Su amor y poder lo ayuden a superar sus miedos hoy mismo.

El Salmo 37:23–24 dice: “El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano” (NVI).

¿Ya ve? Dios lo tiene. Sujete Su mano. Él lo fortalecerá y hará capaz de enfrentar lo que sea y a quienquiera que se pare delante de usted. Aunque haya tropezado, Dios todavía está allí, listo para guiarlo. Uno falla realmente solo cuando no lo intenta de nuevo.

La próxima vez que Satanás lo ataque con un espíritu del temor, no muerda el anzuelo. No permita que lo haga aislarse ni que le impida avanzar. Recuerde quién es usted en Cristo y enfrente esa situación aterradora con Él.

Con Dios, se supera cualquier desafío (Filipenses 4:13).

 

CARLA OWENS ama al Señor y a diario busca conocerlo de manera más personal. Es asistente ejecutiva de Kristi Overton Johnson y directora administrativa de Victorious Living.