Leer la Biblia me da mucho ánimo. En sus páginas encuentro verdad, vida y fuerza. Recientemente, leí la historia de Gedeón en Jueces 6.

Los israelitas eran el pueblo escogido de Dios, pero estaban en una situación terrible a causa de su pecado. La Biblia dice que habían hecho el mal a ojos del Señor al hacer lo que era correcto a sus propios ojos. Como resultado, Dios permitió que los madianitas, su acérrimo enemigo, devastaran sus tierras, destruyeran sus cultivos y mataran su ganado.

Su difícil condición nos recuerda que llevar una vida contraria a la voluntad de Dios y en procura de deseos propios conduce a escenarios difíciles, aterradores, estériles y solitarios.

En Jueces 6:11, nos encontramos con Gedeón, que estaba trillando trigo mientras se escondía en un lagar. El hecho de que estuviera trillando en un agujero profundo donde generalmente se extrae el vino muestra cuán asustado estaba. Esperaba que el enemigo no lo viera y le robara el grano.

Según se narra, el ejército de Madián era tan numeroso que los israelitas ni siquiera podían contar sus camellos, y mucho menos a los mismos guerreros. No es de extrañar que Gedeón se estuviera ocultando.

Y, sin embargo, ese lugar de temor, desesperación y aislamiento fue exactamente donde el ángel del Señor eligió aparecérsele a Gedeón. Lo saludó y le planteó una tarea increíble, del tamaño de Dios: el Señor quería que Gedeón liberara a los israelitas del puño de su enemigo.

Me encanta el saludo del ángel para Gedeón en Jueces 6:12. La NVI dice: “El Señor está contigo, guerrero valiente”. La NTV: “¡Guerrero valiente, el Señor está contigo!” Ahora recuerde, ¡este “héroe” sentía tanto miedo que se escondía!

El saludo del ángel contiene verdades que pueden cambiar nuestras vidas. Note cómo, antes de decir cualquier otra cosa, el ángel se aseguró de que Gedeón supiera que Dios estaba con él. Pero esas palabras fueron difíciles para Gedeón.

La vida era dura. Nuestro personaje estaba hambriento, asustado y enfrentaba a un ejército malvado. Su respuesta en Jueces 6:13 muestra sus dudas: “Pero, señor”, objetó Gedeón, “si el Señor está con nosotros, ¿Como es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres?” (NVI).

Esas eran preguntas osadas para hacérselas a un ángel, pero Gedeón se sentía abandonado, incluso castigado, por Dios. ¿Qué había sido de todos esos milagros que, según le habían contado, Dios solía hacer por los israelitas? No había visto ni uno. ¿Y ahora ese Dios esperaba que Gedeón hiciera qué?

¿Alguna vez le ha hecho al Señor preguntas como éstas? Tal vez haya dicho: “Discúlpame, pero ¿dónde estás, Dios? ¿Dónde están los milagros de los que he oído hablar? ¿Por qué no me has rescatado a mi familia y a mí? ¿Por qué tenemos que sufrir tanto?”.

Me gustaría poder responder sus preguntas, lector. Yo también tengo las mías. Lamentablemente, este pasaje nos muestra que no siempre obtenemos las respuestas que buscamos. Así le pasó a Gedeón.

El ángel le contestó con este mandato: “Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía” (v. 14 NVI).

Mi paráfrasis personal de este versículo es: “Gedeón, no necesitas entender por qué. Lo único que debes saber es que yo estoy contigo y te envío. Confía en Mí. Confía en que en Mí eres lo suficientemente fuerte. Sal del lagar y verás milagros que nunca habías imaginado. Liderarás a mi pueblo y derrotarás a tu enemigo. Te usaré para cambiar el mundo”.

En ese momento, Gedeón tenía dos opciones: quedarse en el lagar, lleno de miedo, duda, confusión y tal vez incluso ira hacia Dios; o salir del lagar y acompañar al Señor en una aventura. Nosotros también tenemos esas alternativas.

Por favor, no elija quedarse en el lagar. No permita que sus preguntas lo alejen de las respuestas que busca. Dios es la respuesta. No deje que sus dudas le impidan enfrentar lo que tenga por delante. Cuando sale con Dios a encarar a su enemigo, empiezan a suceder cosas asombrosas.

El ángel del Señor le recordó a Gedeón que no estaba solo. También le recordó quién era a los ojos de Dios. Gedeón era el poderoso héroe de Dios, Su guerrero. Su campeón.

Piénselo: Dios llamó ¡guerrero valiente! a Gedeón, un hombre que se escondía asustado en un lagar.

Dios siempre nos ve como lo que podemos ser. Él ve al campeón en cada uno de nosotros.

Pero Gedeón no se sentía un campeón; se sentía un tonto. “¿Cómo voy a salvar a Israel?”, objetó. “Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia” (Jueces 6:15 NVI).

Seguramente nuestro amigo pensó que Dios tenía al hombre equivocado, pero el Señor había elegido exactamente a quien quería usar. Y a través de Gedeón, Dios mostró Su gloria tanto a Israel como a su enemigo.

A Dios le encanta emplear a las personas que el mundo dice que son inútiles, personas que tienen miedo y poquísimas probabilidades (1 Corintios 1:27). Y las usa para cambiar el mundo.

Gedeón eligió dar un paso adelante y creer en la palabra de Dios, pero no fue fácil. De hecho, justo antes de entrar en batalla, Dios despojó a Gedeón de todo con lo que podía haber contado. Envió a casa a la mayor parte del ejército, junto con sus poderosas armas y astutas estrategias militares.

Lea Jueces 7:17–25 y sabrá cómo fue derrotado el enemigo cuando Dios hizo que los madianitas se volvieran unos contra otros con sus propias espadas mientras Gedeón y sus 300 hombres tocaban trompetas, rompían cántaros y agitaban antorchas.

Cuando Dios está de nuestro lado, cuando nosotros estamos de Su lado, incluso con todas las probabilidades en contra, no somos derrotados. Incluso cuando hemos perdido todo lo que el mundo dice que necesitamos para tener éxito, todavía queda la esperanza. Romanos 8:31 NVI: “¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?”. Nadie.

Nada puede separarnos de Su amor o Su poder. Nada puede detener a Dios. No hay enemigo demasiado grande para Él. Lea Romanos 8:38–39. ¡Con Dios, usted gana!

¿Se oculta usted en el miedo, sintiéndose impotente e inútil? Entonces es justo a quien Dios quiere invitar a acompañarlo en una aventura. Tal vez sienta que no tiene nada que darle al Señor. Está bien, Él solo lo necesita a usted. ¿Se siente débil e indefenso? Use la fuerza que tenga. Eso es lo único que Dios necesita.

¿El enemigo parece demasiado grande? No se preocupe. Dios lo es más. Salga con su debilidad. Dios promete ir a su encuentro con Su fuerza (2 Corintios 12:9–11). Mientras viva en la fe, aunque sea tan pequeña como un grano de mostaza, Dios trasladará los obstáculos que estén en su camino (Mateo 17:20). Él peleará sus batallas. Y todo el tiempo, Él lo estará mirando y diciendo: “Eres Mi poderoso y valiente guerrero”.

Acoja esa verdad hoy. Salga de su escondite; la victoria es suya.

 

Kristi Overton Johnson motiva a las personas y les da herramientas para que logren la victoria mediante sus historias, conferencias y el ministerio carcelario. Para más información, visite kojministries.org.