¿Alguna vez ha sentido que todo lo que hace está mal? Y luego, cuando parece que finalmente va en la dirección correcta, sale un tren de la nada y lo atropella.

Me ha pasado a mí. Últimamente, parece que hay toda una fila de personas esperando para enviar un tren en mi dirección que me derribe y señale mis fracasos.

A veces es difícil creer que soy algo más que un fracaso. Clamo a Dios innumerables veces para rogarle que me ayude a levantarme y volver al camino correcto. Es difícil y estoy luchando.

Estudiar historias bíblicas de personas como José (Génesis 37; 39–50) me ayuda a encontrar fuerzas para seguir adelante. Lo tiraron en muchas ocasiones, pero tuvo una vida increíblemente satisfactoria.

José era el menor y el favorito de los hijos de su padre. Sus hermanos sentían envidia por el afecto desigual de su padre. No ayudó que papá le hiciera a José un abrigo especial de muchos colores o que José contara su sueño de que sus hermanos y su padre algún día se inclinarían ante él.

Un día, sus hermanos decidieron matarlo. En el último momento, el mayor intervino y convenció a los demás de que “simplemente” arrojaran a José en un pozo cercano. Pero entonces llegó una caravana de ismaelitas, y los hermanos vendieron a José como esclavo. Fue llevado a Egipto, donde terminó sirviendo a Potifar, un funcionario del faraón y capitán de su guardia.

Luego las cosas empezaron a mejorar. A Potifar le agradó José y le encargó su casa. Pero a la esposa de Potifar también le agradaba y trató de seducirlo. Cuando José, un hombre de Dios, rechazó sus insinuaciones, la mujer rechazada buscó venganza y lo acusó falsamente de violación. Potifar lo lanzó a la cárcel.

Una vez más, la vida de José parecía ir en la dirección equivocada, pero entonces interpretó el sueño de un compañero de prisión, uno de los siervos del faraón. El hombre prometió acordarse de José cuando saliera de la cárcel. Por un momento, hubo un poco de esperanza.

Sin embargo, una vez libre, el sirviente se olvidó, y José permaneció en esa prisión dos años más. Entonces el faraón necesitó que le interpretaran un sueño y el siervo se acordó de su promesa. Se trasladó a José al palacio, y después de una interpretación exitosa, se convirtió en la segunda persona más poderosa de Egipto.

José salvó no solo a Egipto, sino a las naciones circundantes, incluyendo a toda su familia, de una hambruna terrible.

Piense en la travesía que hizo José desde el pozo hasta ese palacio. Sufrió agresiones verbales y físicas, abandono, rechazo, encarcelamiento y aislamiento. Lo vendieron como esclavo, lo acusaron falsamente de violación y lo abandonaron. Era un hombre que había caído muchas veces sin que fuera su culpa.

Habría sido fácil para José enojarse, buscar venganza, quejarse o darse por vencido. Pero nadie relata en ninguna parte que sintiera rencor, descontento o desesperación.

En cambio, José vivía su vida al máximo dondequiera que se encontrara. Servía a Dios fielmente con integridad y excelencia. Se concentraba en lo que Dios decía de él y su futuro, no en lo que decían los demás.

Un examen más profundo de su historia revela otra hermosa verdad: Dios estaba con él. José nunca estuvo solo ni en el pozo ni en la prisión. Tampoco le faltaba la esperanza. Dios siempre estaba obrando, llevando a José adonde necesitaba y en el momento justo.

En Génesis 45:7, José dice a sus hermanos que Dios lo envió a él a Egipto, no a ellos. Dios tomó lo que ellos habían querido para hacer daño y lo había usado para hacer el bien (Génesis 50:20).

Quiero ser como José. Quiero confiar en que Dios está conmigo, y que tiene el control y está obrando. ¡Y la Biblia dice que puedo!

Isaías 41:10 promete que Dios está conmigo, dándome fuerzas, ayudándome y sosteniéndome. El Salmo 56:8 promete que Él ve mis angustias y las está registrando. Y Romanos 8:28 dice que Dios está allanando todos los pozos de mi vida para mi bien y Su gloria.

Él también está haciendo todas estas cosas por usted.

 

CARLA OWENS ama al Señor e intenta conocerlo de un modo cada vez más personal. Es asistente ejecutiva de Kristi Overton Johnson y directora administrativa de Victorious Living.